martes, 9 de febrero de 2016

LA IGLESIA EN ESPACIOS PÚBLICOS

Tiene mil ventajas hacer un servicio de alabanza en un lugar público.  En primer lugar, todo es más sencillo y fácil, ya que se evitan los transportes pesados de equipos e instrumentos, la demora en poner todo a tono con las ecualizaciones y esas otras complicaciones de la amplificación.  También es una tremenda ayuda para los más tímidos, ya que muchas veces se acerca gente paseante a ver que se está haciendo y entre ellos, muchas veces, el compañero de trabajo que ignora que su amigo de parranda es un hijo de Dios secreto.  Así que es liberador o, por lo menos, revelador.  Cobra más sentido cantar "Señor, mi Dios, al contemplar los cielos, el firmamento y las estrellas mil..." mirando las estrellas que las moscas del local.  Y en noches de verano, se convierte hasta en un agradable paseo nocturno.  Después, aún la noche es joven, como para invitar a alguien a la casa a compartir unos bocaditos.  Al otro día es domingo y te quedas en cama hasta la hora que te plazca, o te vas de paseo, sin peso en la conciencia..

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