domingo, 20 de septiembre de 2009

AHORA...A TRABAJAR

Por años hemos orado para ver algunas de las cosas que están ocurriendo hoy en la ciudad de Antofagasta: una iglesia que está entendiendo que sólo unida puede lograr los objetivos de reino y, coherentemente con esto, sus pastores están caminando juntos en paz y armonía; una ciudad más sensible a la voz de Dios, con menos prejuicios espirituales y más abierta a mirar la iglesia como algo necesario dentro de la convivencia. Esto ha traído que, por ejemplo, todos los canales de televisión de la ciudad transmitan mensajes cristianos en la voz de pastores de la ciudad. Otra de las oraciones que vemos contestada por parte de nuestro Señor, es la apertura de las autoridades de la ciudad con respecto del rol de la iglesia, lo que se ha traducido en incluír a la Asociación de pastores en el protocolo oficial, poniendo a los pastores como autoridades visibles ante la ciudadanía. Entonces, pareciera que todo está listo y dispuesto para que la iglesia del Dios viviente tome el botín que le corresponde: las almas de la ciudad. O sea, llegó el momento de la fase dos, sin dejar de hacer la uno. La fase dos en entrar de lleno en la evangelización, entendiendo por esto, no sólo el enunciar el nombre de Cristo y tratar de sacar una decisión a las personas, sino el más amplio trabajo espiritual y social con la ciudad. Sí, porque declarar el reino de Dios a los hombres es devolverles la imágen de Cristo, la cual está nublada por las drogas, el alcoholismo, el vicio, el maltrato y la incredulidad. Anunciar el reino de Dios nos obliga también a hacer un trabajo social porque el hombre sin Dios ha perdido la nobleza y la dignidad. Llegó el momento, entonces, de añadir a la oración, el más amplio operativo social, personal y corporativo, destinado a tomar la ciudad de Antofagasta para Dios. Jesús dijo:"cuando el hombre fuerte guarda su casa es necesario atarlo para poder quitarle el botín". Atemos al hombre fuerte de esta ciudad y arrebatémosle el botín. ¿Cuál es este botín? Nada menos que 320.000 almas. Que así sea para la Gloria de Dios.

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