Las personas que
prosperan han superado grandes obstáculos.
No es posible alcanzar el triunfo sin
encontrar oposición, contrariedades y
reveses. Lo importante es utilizar las
adversidades para conquistar la victoria.
Encuentra la lección en cada crisis y
explota tus fortalezas para superar el
dolor.
El
secreto de la victoria está en no
retroceder, la clave de la bendición está en
permanecer.
Resiste a la tentación de rendirte; con toda seguridad no has llegado a ser la persona que querías ser, pero tampoco eres la persona que solías ser, o probablemente no estés donde quieras estar,
pero tampoco estás dónde estabas. Debes permanecer
inquebrantable frente a la promesa que has
recibido. Pablo dijo: “No
quiero decir que ya llegué a la perfección
en todo, sino que sigo adelante. Estoy
tratando de alcanzar esa meta,
pues esa es la razón por la cual Jesucristo
se apoderó de mí”, Filipenses 3:12
(paráfrasis mío)
No siempre somos librados de
nuestras angustias en el momento en que
clamamos al Señor. A veces debemos soportar
por un tiempo, ser pacientes, perseverantes en
nuestra fe y obedientes a su Palabra. Pero por
favor, sigue confiando, no te dejes vencer por
los problemas. Nada ni nadie puede obligarte a
vivir derrotado. Tu actitud frente a los
desafíos cotidianos debería ser: “Aunque las
circunstancias a mi alrededor parezcan
imposibles de arreglar, yo seguiré adelante.
Aprenderé a descansar en mi buen Dios y seré
paciente. No permitiré que mi ánimo decaiga.
Iré al encuentro de la presencia del Señor,
pues ha prometido no abandonarme en medio de
la necesidad y yo sé en quién he creído. Él es
fiel para sostener mi vida y aunque una puerta
se haya cerrado, sé que abrirá una mejor y más
grande para mí”.
Vamos, deja de dar lástima a los demás, no vuelvas a acariciar tus
heridas. Deja de sentir autoconmiseración.
Elévate por encima de tus problemas. No
permitas que el dolor por una experiencia
desagradable te haga vivir amargado. Aunque te
hayan ofendido, sigue haciendo tu mejor
esfuerzo. Aunque te hayan defraudado, sigue
mostrando tu mejor cara. Aunque el reporte
médico no sea el mejor, sal de la casa y sigue
sirviendo a Dios. Cualquier persona encuentra motivos
para abandonar. Cualquier persona encuentra excusas
para no seguir. Pero tú no eres cualquier clase de persona, eres de los que alcanzan la victoria porque eres de los
que continúan. En fin, eres de aquellos que, a pesar del dolor,
deciden seguir adelante con la vida.